El Hombre que no podía pronunciar la palabra amianto.
Gideon Schmidt estaba fráncamente desesperado. Tenía casi 50 años y después de muchos años de estudio, seguía como al principio.
No podía recordar con exactitud cuando se había dado cuenta de su problema, sin lugar a dudas a muy temprana edad, quizás a los 4 o 5 años. Le producía dolor rememorar aquel día, su madre le explicaba las propiedades aislantes de aquel material maldito, y al querer contestarle, se dio cuenta que no podía articular esa palabra, se vio mudo e impotente, preso del terror. Después de este incidente, se pasó toda su juventud encerrado en su cuarto, esperando conocer cuantas palabras estaban fuera de su alcance.
Estudio siete carreras universitarias relacionadas con el mundo de las letras, cinco idiomas y todos los cursos de post-grado que pudo encontrar. En todo este tiempo no encontró ninguna palabra que no pudiera pronunciar, sin embargo en todos los idiomas que había aprendido, tampoco le era posible articular este término, ni siquiera sus sinónimos.
Hace poco encontró unas palabras en internet que le abrieron un nuevo camino en la investigación de su problema:
Una idea clara del registro colabora en la idea de darle forma al tiempo, ordena el pasado para que el presente tenga sentido.
Desde entonces trata de borrar el registro de esa palabra de su mente, erróneo en su momento, para poder realizar uno nuevo que le permita poder avanzar en su presente con sentido, sin miedo. La tarea es inmensa, es como deshilar un ovillo gigantesco enredado por gatos enfurecidos, pero la recompensa será aún mayor.
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